Pregunta que a priori puede tener cierto tono de broma, pero nuestra experiencia nos ha demostrado que no lo es, que hay empresas familiares que son todo un lujo y orgullo para sus componentes pertenecer a ellas y otras donde son años de batallas y angustias los que viven sus componentes sin saber cómo han llegado hasta ahí ni cómo salir de allí.
En el foco del IIFFE sólo estarán aquellas empresas familiares que realmente quieran apostar, desde una óptica positiva, por su desarrollo, lo que conlleva el estar dispuestas a admitir y aceptar la pluralidad de opciones que puedan existir para alcanzar el éxito y que evidentemente en muchos de los casos exigirá a sus socios-familia cambios de creencias y paradigmas.
Han entrado en un mundo donde deben aprender a convivir entre una de las decisiones más importantes a las que tendrán que enfrentarse en una empresa familiar es saber precisamente si verdaderamente quieren tener una empresa familiar.
Una cosa es que por circunstancias de la vida una familia cree una empresa como opción de vida y otra muy distinta es que una vez creada se ostente el control real y dirección estratégica de la empresa y además se tenga en mente continuidad a lo largo de los tiempos. Esta segunda opción sí constituye una empresa familiar, la primera opción no es válida. Simplemente es una empresa que temporalmente será gobernada y dirigida por una familia.
Si la intención es esta, apostar por la continuidad de la empresa, será totalmente necesario tener en mente que esta empresa será un legado para las generaciones venideras, y será la propiedad
la responsable de encauzar esta continuidad, por lo que habrá que dotar a la empresa de las mejores herramientas para su propia auto continuidad y supervivencia.
Este camino de crecimiento, en este caso es doble, crecimiento de empresa y crecimiento de la familia, lo que evidentemente entraña la generación de un mayor riesgo con posibilidades de crecimiento paralelas al crecimiento de la empresa y de la familia, el lo que llamaremos Riesgo Inherente.
Por tanto, se hace preceptivo comenzar a minimizar en lo máximo posible este riesgo inherente para allanar el camino hacia el bienestar de la empresa familiar
, y ese riesgo se minimiza cuando se comienza a montar una verdadera estructura entre empresa y familia.