Hola, somos María José, Antonio (casados desde 1.987)  y nuestro hijo Alberto. Os contamos algo de nuestra historia...

María José y yo nos conocimos estudiando  distintas áreas de administración de empresas allá por el año 1.982, coincidiendo  con el mismo profesor, hoy jubilado,  el Sr. D. Francisco Doncel Barthe, extraordinario profesional y mejor persona,  del que ambos guardamos un grato recuerdo. No sólo fue nuestro profesor sino nuestro mentor profesional, del que aprendimos la esencia del mundo empresarial, pero sobre todo,  nos enseñó los auténticos valores que debe desarrollar un profesional que se fuera a dedicar al mundo de la consultoría. Los mismos que ahora nosotros trasladamos a nuestros hijos.

Así que en 1985 nos decidimos a emprender y crear nuestra asesoría laboral, fiscal  contable. Con todo el ímpetu de la juventud pronto me fui inclinando por el mundo jurídico laboral, me empezó a llamar mucho la atención el mundo de los "juzgados" y así ya como como Graduado Social Colegiado empecé a ejercer la profesión desde este ángulo jurídico. Así estuve hasta el año 1.997 donde algo,  cuando llamativo por lo menos, me ocurrió.

Me dí cuenta de que todo lo que hacía en esta profesión, desde el punto de vista jurídico, ya no me gustaba absolutamente nada. Era como si después de haber subido por una escalera muy larga hasta la cima de un edificio, resulta que la escalera la había puesto  en el edificio equivocado.

Todo los pleitos jurídico-laborales que hacía me llamaban cada vez más la atención en el sentido en que todo consistía en  solucionar problemas "a posteriori" o sea, el problema siempre estaba generado cuando se iba a pleito. 

Mis principios como Graduado Social eran precisamente esos,  la Justicia Social, pero yo decidí participar  en esa Justicia Social actuando "a priori" y no "a posteriori", es decir, tome la decisión de actuar en las empresas como consultor especializado en RRHH para poder intentar que las situaciones, a veces tan absurdas que veía en los juzgados, no llegasen a producirse en las empresas a las que hacía consultoría, tratando siempre los problemas de forma preventiva y no reactiva y consiguiendo el efecto de bienestar en trabajadores y empresarios lo que evidentemente se veía siempre proyectado en el clima laboral y por ende en la productividad y rentabilidad en la empresa.

Evidentemente esta nueva actividad me llenó mucho más que la anterior, me obligó a estudiar mucho, terminé licenciatura en dirección de empresas, con especialidad en Desarrollo Organizacional,  postgrados universitarios de especialidad en proyectos de  consultoría de empresas, masters diversos,  oficial universitario en Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad de las Organizaciones, y privados Gestión Integral de Calidad y Lean Manufactoring, Grado en recursos humanos con especialidad en dirección y gestión del Talento Humano, Psicología de las Organizaciones, y así un largo etc. hasta el día de hoy en el que aún sigo "enganchado" con los estudios, una vez como profesor/ponente y otras como alumno. Para ver más lo puedes hacer desde este enlace de   Linkedin

Así creamos en el año 1.998 nuestro despacho "Centro de Diagnóstico e Investigación Empresarial", "@Cedinem" en Úbeda, Jaén, y en 2.014 lo hicimos en Málaga también. El nombre hace referencia a la esencia del Desarrollo Organizacional, la investigación de datos y situaciones en todas sus áreas para así poder llegar a un diagnóstico de calidad de la organización  como herramienta de trabajo para el progreso de la misma.

Pues bien, son muchas las empresas que desde 1.998 hasta el día de hoy hemos tratado dándole soluciones originales y prácticas a sus estructuras para desarrollarlas y hacerlas crecer con  la circunstancia agravante de que el 90% aproximadamente de las mismas,  ERAN FAMILIARES. 

No sabemos ni cómo ni porqué nos pudo ocurrir esto en el despacho pero la verdad es que parecíamos "imanes" para las empresas familiares. 

Estas empresas familiares tenían, además de las circunstancias "normales" dentro de las empresas no familiares, unas circunstancias muy especiales que las hacían muy diferentes y complicadas. Sus problemáticas "familiares", donde el componente emocional tiene un potente efecto,  siempre sumaban a las de las propias de la empresa como tal. 

Tener que buscar soluciones de forma perenne para reducir conflictos y encima hacer que fuesen productivas  y duraderas en el tiempo nos hizo, sin intención de ello, crear nuestra propia especialidad en el tema. 

Especialidad que ahora a través del IIFFE brindaremos a nuestros seguidores.

A esto hay que sumar que el tiempo ha pasado, pero a una velocidad de vértigo, ahora las empresas para competir tienen que hacerlo frente a la competencia local, provincial, nacional, internacional y digital.

Todo se ha complicado sobremanera, pero por suerte para este despacho  desde hace tres años se incorporó nuestro hijo Alberto, Graduado y especializado en Marketing e Investigación de mercados dando un gran apoyo a las empresas clientes en esa búsqueda de soluciones comerciales ante este entorno tan cambiante y comprometedor. En el siguiente enlace se puede conocer mejor y su perenne trayectoria. Linkedin

Por suerte, este despacho siempre ha funcionado muy bien incluso en los peores tiempos de la crisis pasada. Lo que nos hizo ser solidarios con muchas personas  que querían  o necesitaban emprender un negocio, ofreciéndoles nuestros servicios, en muchos casos,  de forma altruista. Pero ello nos sirvió para conocer profundamente las claves del emprendimiento, tanto para detectar una buena idea y hacerla crecer como para detectar riesgos ocultos que al emprendedor, y peor aún, a sus familiares en muchos casos como avalistas, podían hundir.

Pues bien, contado, groso modo, nuestra historia empresarial podéis ver que amamos lo que hacemos. Que llevamos 32 años de experiencia en el mundo de la consultoría empresarial, que hemos denotado a los largo de los tiempos el gran potencial de las empresas familiares pero a su vez los grandes riesgos de fracaso de continuidad de las mismas, y lo que es peor, desánimo y desesperación en muchos casos para sus socios sin saber qué hacer o por "donde tirar"

Y para eso hemos creado el IIFFE, Instituto de Inteligencia Familiar para la Familia Empresaria, para dar solución a estos todos estos problemas, y que como el propio nombre indica, deben desarrollar una inteligencia especial, la inteligencia familiar.

Y esto lo haremos como sabemos, de una forma muy práctica, arremangándonos